Abril 2012. Voy al Llanes a echar
un vistazo. Voy a salir del Félix y soy felix. Después de hablar y dar una
vuelta, soy más felix todavía: me gusta lo que veo. Los hados me son propicios
y la adjudicación es definitiva. Estamos a finales de mayo.
Septiembre de ese mismo año. Comienzan
las clases y empieza un curso duro, agotador e intenso, pero gratificante: ¿qué
demonios decía la ley de Proust?, ¿Cuál
es el maldito sentido en el que circula una corriente inducida en una espira?. A estudiar tocan.
Pero acaba el curso y mis niños de primero (de bachiller) aprecian lo que hago y los de segundo están contentos (o eso dicen). Pequeños triunfos que hacen que esta profesión, tan maltratada por todos, tenga sentido.
Me voy a mi playa y coincido con Mari cruz y Pedro. Hablamos y me da alegría haberlos visto . Estoy bien donde estoy. Es agosto 2013.
Me voy a mi playa y coincido con Mari cruz y Pedro. Hablamos y me da alegría haberlos visto . Estoy bien donde estoy. Es agosto 2013.
Empieza el nuevo curso. Ya no soy
un extraño y mi humor ha cambiado. Doy clase más relajado y no tengo que controlarme para
saltar como una fiera cuando un alumno saca los pies del plato. Bien, ya no
tengo el veneno del Félix en el alma.
Llega la Navidad de 2013 y acudo
a la iglesia de Omnium Sanctorum para ver el concierto del coro del Llanes. ¡Cuántos
profes hay en el coro!. Me emociono escuchando a Marina cantar el “Merry Christmas”
de John Lennon y tarareo con Ricardo el “Jingle Bells Rock”. Al final me
sorprendo a mismo dando un sincero abrazo a Miguel Ángel. Debe ser el espíritu
navideño, me digo y pienso que ya tengo una excusa mas para que me guste la
navidad.
Al día siguiente voy con los
alumnos de física de excursión. Aprenden y aprendo mientras pasamos una
agradable mañana juntos, bromas incluidas. Visitamos las ruinas de la Encarnación,
la catedral, la Giralda y… esa vieja aula donde yo estudiaba química, hace ya 30 años. Se sientan en mi sitio. Les
encanta el ambiente del siglo pasado (¡lo es!) y les hago una foto.
Entramos en el IES San Isidoro y
se asombran con las grandes personas que fueron alumnos y que conocen por los
libros de texto: Machado, Bécquer, Severo Ochoa….
Les
cuento que una de mis aspiraciones de siempre era llegar a ser profesor en el San
Isidoro. Alguien me comenta que puedo cambiarme dentro de algún tiempo.
Pero no siento eso ahora.
Lo confieso:
- Ya no tengo interés –les digo-
ahora yo también soy del Llanes.-
Manuel Centeno
No hay comentarios:
Publicar un comentario